Colágeno, ¿La gran estafa?

Lo conocemos todos (y si no, ahora os lo cuento), sabemos qué es y para qué sirve, cómo tomarlo y cuántos tipos existen, pero no tenemos muy claro si realmente funciona y merece la pena comprarlo. Intentaré arrojar un poco de luz sobre el tema, partiendo de la información que he podido recopilar y de mi propia experiencia personal.
El razonamiento es muy sencillo. La proporción de colágeno en la piel y en las articulaciones va disminuyendo con la edad y por esta razón nace la moda del consumo imparable del colágeno. El colágeno es una proteína muy grande formada por aminoácidos chiquititos que se unen entre sí. Por su tamaño, no se absorbe a nivel intestinal, sino que se trocea en esos aminoácidos que son los que se absorben y pasan al torrente sanguíneo. Quedaros con esta idea por favor. Aminoácidos que viajan por la sangre hasta llegar a las capas más superficiales de la piel… Pero ¿por qué tiene que ser así?... estos aminoácidos se utilizarán para lo que el propio cuerpo crea conveniente ¿no? ¿Porque los va a utilizar otra vez para hacer colágeno?, porque no los va a utilizar para hacer otro tipo de proteínas. Nada indica que eso vaya a suceder así. De hecho, en los numerosos ensayos clínicos que se han podido llevar a cabo no se ha comprobado con total seguridad que esto suceda de esta manera. No tenemos evidencia científica de que efectivamente consumiendo colágeno el cuerpo vaya a generar más colágeno. Ahora bien, también os digo que tampoco tenemos evidencias científicas de que no vaya a suceder así.
Entonces ¿Por qué los farmacéuticos venden estos productos “milagro” en sus establecimientos?, bueno no sólo farmacéuticos, también herboristerías, cadenas de supermercados, grandes almacenes… Pues ¿lo dices tú o lo digo yo? ¿Negocio? Rotundamente NO.
El colágeno hidrolizado, (molécula troceada) cuya biodisponibilidad es muy superior a la del colágeno no desnaturalizado (molécula sin trocear), FUNCIONA, pero no porque sea colágeno, que es donde pone el foco la publicidad y la que consigue crear el reclamo perfecto para su venta, sino porque si somos constantes y consumimos asiduamente un cazo de colágeno en polvo con el desayuno, lo que estamos haciendo es aumentar el consumo de proteínas y ese aumento considerable de proteínas podría ser el motivo por el cual el cuerpo utilizaría esos aminoácidos para fabricar proteínas nuevas que reparen los tejidos pero no necesariamente tiene que ser colágeno. No olvidemos que las proteínas son utilizadas por los músculos y por las fibras musculares, lo que ocasionará seguramente una repercusión muy positiva sobre las capas más profundas de la piel.
Ahora bien, seguramente si consumiéramos huevos, caldos naturales, frutos secos, carnes, pescados… podríamos obtener el mismo efecto, sin necesidad de comprarlo. Pero su nombre así lo indica, complemento alimenticio, así que es una opción sobre todo para aquellas personas que tienen una dieta no muy equilibrada.
Así que tenemos, por un lado, una mentira muy gorda (o una verdad sin probar, según se mire) con un producto que en sí funciona a las mil maravillas. ¿Cómo salimos de esta? Pues probándolo. Soy absolutamente partidario del conocido efecto placebo, si te funciona y no te perjudica en nada, adelante, cómpralo. Pero a mí me gusta decir las cosas como son y que la persona decida, para eso somos almas libres.
Mi recomendación a la hora de elegir un colágeno de los miles de colágenos que hay en el mercado sería esta:
En primer lugar, me fijaría en el tipo de colágeno. Existen 21 tipos diferentes de colágeno. Cualquiera sirve. El más utilizado es el TIPO II. Pero lo más importante es que sea HIDROLIZADO. Así conseguimos maximizar su absorción en el intestino. Me da lo mismo que sea marino, bovino, o porcino. El colágeno es colágeno en todos ellos. Cuidado sobre todo los que sois alérgicos al marisco.
En segundo lugar, buscaría una marca que respondiera a controles rigurosos de calidad, por aquello de que el colágeno se extrae de los animales y es algo que considero bastante delicado. Apostaría por marcas como pueden ser AQUILEA, EPAPLUS o COLNATUR, que son marcas con un prestigio reconocido.
Y en tercer lugar elegiría una fórmula más o menos completa en función de las necesidades. Si existe dolor en las articulaciones, optaría por una formulación con antiinflamatorio incorporado tipo cúrcuma y si es simplemente para mantenimiento y prevención con una formulación estándar de colágeno hidrolizado más ácido hialurónico y magnesio, sería más que suficiente.
Así que ya sabes si tienes la piel más arrugada que una pasa, las uñas frágiles y quebradizas que ni el Conde Drácula se acercaría a verlas, el cabello desmejorado y sin brillo y padeces de un intenso dolor en las articulaciones, yo te recomiendo que tomes colágeno, pero sabiendo en todo momento que el poder de la mente puede ser maravilloso.
Que pases un buen día.