Alcohol, el espíritu del vino

Alcohol, el espíritu del vino

La cultura como enemigo número 1

Somos un país de fuertes raíces culturales. Para bien o para mal, las verbenas, las reuniones, las fiestas mayores de los pueblos conforman un entramado social indispensable para nuestras vidas y es que parece que no podemos vivir sin ellas, por lo que se transforman en nuestro epicentro cultural (quizás por eso nos cueste tanto reducir los contagios del COVID) y es en ellas, donde se crea el caldo de cultivo perfecto para que el alcohol crezca como el protagonista indiscutible de nuestros contactos sociales.

No os voy a decir que somos como el prota de Días sin huella, un alcohólico enfermizo que es capaz de hacer cualquier cosa para consumir alcohol, aunque a algunos poco les falta… no y tampoco quiero dramatizar la situación más de lo que toca, pero sí que creo que es muy importante que os comente los riesgos de consumir alcohol junto con algunos medicamentos.

Interacción terapéutica y metabolismo del alcohol 

Nunca, nunca, nunca, jamás, tomar alcohol cuando se administra disulfiram (más conocido como antabus) a una persona.  Esto es como el agua y el aceite, NO SE PUEDEN MEZCLAR.

En primer lugar, me gustaría que conocierais cómo se metaboliza el alcohol, se metaboliza a acetaldehído por medio de la enzima alcohol deshidrogenasa. Este acetaldehído se metaboliza a acetato por la aldehído-deshidrogenasa. Así es como funciona en una persona sana que no toma ningún tipo de medicamento, pero si administramos disulfiram se produce la inhibición de la oxidación del alcohol por bloqueo de la enzima aldehído deshidrogenasa, provocando una elevación de los niveles de acetaldehído que provoca un característico cuadro clínico. En definitiva, que te pones malísimo, vómitos, náuseas…

Por esta razón este medicamento se utiliza para establecer tratamientos de deshabituación alcohólica. Se trata entonces de una interacción con fines terapeúticos. 

Interacciones medicamentosas no terapéuticas

Ahora bien, existen algunas interacciones que tenemos que mantener a raya porque son muy peligrosas para la salud.

Las clásicas benzodiazepinas, Bromazepam, Lorazepam, diazepam… ¿Cómo?, perdona… si te lo digo así igual no te enteras… Orfidal, Lexatin, Valium, mejor ¿verdad? Son las conocidas como las pastillas de las madres y de las abuelas porque todas tienen alguna caja de estos medicamentos en su botiquín. El alcohol se suma al carro de estos medicamentos y potencia su efecto. Nunca, cuando lleguéis a casa de fiesta y no podáis dormir, nunca, tomaros una pastilla de estas para conciliar el sueño. A lo mejor no os despertáis a la mañana siguiente. 

Los diabéticos, que hay muchos, no toméis alcohol si estáis tomando antidiabéticos orales como la metformina (Dianben), ¡OJO! digo METFORMINA Y NO METAMORFINA QUE NO EXISTE. El alcohol potencia su efecto y podría bajar más la glucosa en sangre y causar un cuadro grave de hipoglucemia. 

La nitroglicerina formulada en comprimidos o en parches transdérmicos tales como Cordiplast, Dermatrans, Diafusor, Epinitril, Minitran, Nitroderm Matrix, Nitro-dur, Nitroplast, Nitroderm TTS, no son marcas de dinamitas y se usan para que el corazón trabaje menos. El alcohol potencia su efecto y puede llegar a provocar una bajada de tensión severa. Cuidado.  

Cuando estamos pasando una cistitis (infección de orina) es muy común que el médico nos haya recetado ciprofloxacino para tratarla. Si tomamos alcohol, probablemente la cistitis nos dure más tiempo porque la eficacia del antibiótico se ve considerablemente disminuida. Así que si queréis un efecto rápido del antibiótico para solucionar las desagradables molestias que provocan las infecciones de orina, dejar de beber inmediatamente. La azitromicina más conocida con el nombre comercial de zitromax, y la eritromicina alias pantomicina NUNCAHAYENLASFARMACIAS, útiles en alérgicos a la penicilina, son antibióticos que ven disminuida su actividad antimicrobiana si se administran con el alcohol. 

Los anticoagulantes orales como la warfarina (aldocumar) o el mítico sintrom ven disminuidos sus efectos anticoagulantes, sobre todo en bebedores crónicos. 

El alcohol potencia la toxicidad del super clásico de los clásicos, (y no es el Madrid-Barça), llamado paracetamol alias gelocatil, del ácido acetil salicílico, aspirina vamos, de los antihistamínicos usados por las personas alérgicas y de la archiconocida codeína MELODASSINRECETAPORFAVORQUEESTOYENGANCHADO (codeisan) y sus derivados.

Consejo: si te recetan alguna vez pantomicina porque seas alérgico a las penicilinas dile al farmacéutico que la sustituya por un medicamento bioequivalente porque no la vas a encontrar. No sabemos las razones, pero es así. Nunca hay en los almacenes. Y la codeína siempre se dispensa con receta médica, es un medicamento que crea dependencia, así que no os lo toméis para los dolores de cabeza, para este tipo de dolencias hay otras soluciones terapéuticas. 

Efecto antabús 

La toma conjunta de alcohol con metronidazol (flagyl), un antimicrobiano muy utilizado por las mujeres en el tratamiento de las vaginosis bacterianas, provoca el mencionado efecto antabús, así que no tomar nunca este medicamento con alcohol.  

Como veis estos medicamentos no son raros, ni son especiales, ni los toman unos pocos, estos medicamentos son muy utilizados por todo el mundo porque tratan dolencias muy comunes que afectan a mucha gente y por lo tanto los farmacéuticos tenemos la obligación moral de advertir que algo tan sencillo como reunirse con unos amigos para echar unos tragos puede convertirse en una pesadilla si no tomamos las precauciones necesarias. Por favor, si bebes no conduzcas, y si bebes no te mediques. 

Cuida de tu sistema hepático

Comentarios de este post